Santo Domingo. Compartir unas fotos de la fiesta de cumpleaños o una divertida “selfie” del paseo escolar en las redes sociales, conversar con los amigos del colegio o pasar unas horas jugando en línea, forma parte de la rutina de los niños, niñas y adolescentes de hoy, sin advertir muchas veces las trampas y peligros que se esconden en internet.
Eduardo Gallardo, especialista en protección del Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), reveló a elCaribe que en la República Dominicana se intercambian cada semestre alrededor de 20 mil fotografías y videos con contenido sexual que involucra a menores de edad, y que alimentan la industria de la pornografía infantil.
Preocupados por esa realidad, Unicef, a través de la campaña mundial #RespondePorTodos, en colaboración con la Embajada Británica, la Procuraduría General de la República y otras institucionales nacionales, busca llamar la atención de la sociedad y advertir sobre la gravedad del problema y la necesidad de combatir la explotación sexual online y la violencia en internet.
La agencia internacional ha iniciado junto a la Procuraduría una serie de acciones para el monitoreo y posterior persecución de estos delitos, que son mucho más comunes de lo que parece, y que cobraron mayor notoriedad al destaparse los abusos cometidos contra varios menores por parte del ex Nuncio Apostólico del Vaticano en el país, Joseph Wesolowsky, y el sacerdote polaco Alberto Gil, ávidos consumidores de material pornográfico, a juzgar por la enorme cantidad de fotografías y videos incautados.
Solamente en la computadora del padre Gil fueron encontrados más de 87,000 fotografías y videos de niños en poses sexuales, con ropa interior de mujer y manteniendo relaciones sexuales entre sí y con adultos.
Una delgada línea separa acciones aparentemente inofensivas del riesgo que corren los niños a ser violados sexualmente y convertirse en víctimas de la producción pornográfica, pues los consumidores saltan muy fácilmente del mundo virtual al mundo real, advierte Gallardo.
Los artificios utilizados para conectar con las víctimas son muy variados y van desde el “Grooming”, técnica mediante la cual el adulto se hace pasar por un niño para ganarse su amistad, crear una conexión emocional que permita que se desinhiba y posteriormente poder abusar sexualmente de él, hasta el “sexting”. Esto último, consiste en el envío de mensajes, fotos o videos de contenido sexual por medio de teléfonos celulares o webcam, que con facilidad pueden acabar en una página porno, generando grandes beneficios económicos a terceros mediante la extorsión a las víctimas.
Falta de sanciones allana el camino de pedófilos
Eduardo Gallardo sostiene que los pornógrafos conocen perfectamente los países donde no existen herramientas de monitoreo, hay lagunas institucionales y escasa persecución penal para instalar los servidores y echar a andar el lucrativo negocio.
Se trata de redes internacionales que, según el especialista, se cuidan de no dejar rastros, y para ello producen en un país el material donde se violó al niño o la niña, colocan las imágenes en servidores de otro país, cobran en un tercer país, mientras la persona que recibe o intercambia las imágenes puede estar en un cuarto o quinto país.
“Como vemos, éste es un negocio muy complejo el que está detrás de la pornografía infantil, y que requiere, por supuesto, mucho más atención en la República Dominicana, que es parte del Protocolo facultativo de la Convención sobre los Derechos del Niño relativo a la venta de niños, la prostitución infantil y la utilización de niños en la pornografía, lo que ayuda a perseguir internacionalmente estos delitos”, explica Gallardo.
Insiste en que para cerrar las puertas a este tipo de delitos deben aplicarse las sanciones que establece la ley a quienes suben y descargan material pornográfico, de manera que en todo el mundo quede claro que en este país se protege a los niños.
Dijo que cuando comenzó a trabajar con la Procuraduría de Delitos de Alta Tecnología, el pedido que le hizo el procurador John Henry Reinoso fue la adquisición de discos duros externos, ya que en un reciente allanamiento a una persona que se dedica al negocio de la pornografía, cuyo nombre no reveló por razones de seguridad, le fueron halladas más de 5 mil fotografías de niños violados y no tenían dónde almacenarlas.
“Entendamos de qué estamos hablando. De 4 mil a 5 mil fotografías de niños violados, de eso estamos hablando. Este no es un delito menor, es algo muy serio, muy grave. Es grave que no tengamos sanciones”, deploró.
Reveló que la unidad operativa de monitoreo para combatir la pornografía infantil cuenta con un equipo especial que ha sido capacitado, preparado y apoyado por Unicef con equipos informáticos que ayudarán a detectar cuando alguien descargue fotografías o videos de niños siendo violados por adultos, y posteriormente, activar la persecución contra esa persona.
Dijo que la explotación sexual es un delito grave, previsto en el Código de Niñez, y “lo que tiene que ocurrir es lo que ocurre con otros delitos; y es que sean sancionados los delincuentes. Eso es lo primero. Si no sancionamos un delito, el delito es impune y la actividad va a seguir ocurriendo”.
Atención de los padres es clave
Ante los peligros descritos, el especialista destaca la importancia de que los padres y tutores estén conscientes del tiempo, las páginas y aplicaciones que visitan sus hijos, a fin de dotarles de las herramientas necesarias para prevenir que sean víctimas de abusos.
Y es que internet se ha convertido en prácticamente el único espacio social para muchos niños, de ahí la necesidad de que los padres conozcan las tecnologías, interactúen con ellos y les expliquen sobre los riesgos de compartir fotografías suyas desnudos o en situaciones comprometedoras.
“El internet es tan invasivo, que pretender aislar a una persona o protegerla con un tercero es imposible. Hay que dotar al niño de herramientas para que sepan distinguir y saber cuándo una persona se está haciendo pasar por un niño y decirles: ¡cuidado, no te metas con ellos! No se trata de hacerse amigo del Facebook del hijo, se trata de decirle: mira, estas cosas no pueden pasar, no difundas fotografías de amigos tuyos en situaciones comprometidas, no participes de cuestiones de acoso con otros niños, no publiques fotografías tuyas, sobre todo, cuando estas fotografías tienen un carácter sexual, o pueden tenerlo”, sugiere.
Las consecuencias del abuso infantil
Un niño que ha sufrido explotación sexual de esta naturaleza queda marcado para toda la vida, aún si recibe atención psicológica. Eduardo Gallardo, explica que en el caso de los niños violados y expuestos a la pornografía, son más propensos a contraer enfermedades de transmisión sexual, sufrir problemas para relacionarse en su vida adulta, y en el caso de las niñas es mucho más probable que tengan múltiples embarazos. A corto plazo, los niños sufren pesadillas y problemas de sueño, depresión, intento de suicidio, consumo de drogas y alcohol, trastorno de identidad, disfunciones sexuales en la vida adulta, entre otras situaciones.
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