Opinión: No soy locutora, soy periodista

 POR KILSSY MENDEZ


Siempre me he encontrado con personas que me preguntan la razón por la cual no tengo carnet de locutora y le contesto de forma muy sencilla, no puedo portar una identificación oficial de algo que no soy.


Para los que estudiaron periodismo, por lo menos en la UASD que fue donde me formé, saben que no existe en la carrera ni una sola materia dedicada a este oficio, algo que considero una debilidad porque básicamente sólo nos preparan para el periodismo de redacción, y por ello se hace necesario estudiar locución para llenar muchos de los vacíos con los que se sale de la universidad y poder proyectarnos mejor a través de la radio y/o la televisión. Reconozco que no lo he hecho y me ha costado mucho aprender a respirar cuando comunico y hasta escuchar y entender lo que hablo para enlazar mejor las ideas. 

Por eso cuando veo personas queriendo ser más periodistas que aquellos que tienen años ejerciendo, me da miedo porque la comunicación va más allá de emitir un comentario o un escrito de "sálvese quien pueda". Realmente es una gran responsabilidad. 

Personalmente tengo posiciones respecto a ciertos eventos que no siempre son simpáticas a los demás, pero cuando me pongo el traje de periodista trato siempre de ponerme en los zapatos de los demás y como parte del cliché, ser la voz de aquellos que no la tienen. 

Dentro de la Comunicación Social existen clasificaciones y entre ellas se encuentran la tan importante Relaciones Públicas; y por supuesto, dentro de las Relaciones Públicas también existen especialidades que se encargan no sólo de proyectar la imagen que la parte interesada quiere vender de una empresa, institución o persona, sino contar con las herramientas básicas para tratar los temas de crisis que todo comunicador especializado en el área debe conocer para salir airoso de críticas que pueden no ser tan constructivas o eventos negativos.

Las Relaciones Públicas no sólo se trata de defender a capa y espada lo indefendible porque "para eso nos pagan", de lo que se trata es de tener un plan elaborado de cómo reaccionar ante futuras eventualidades con tacto y mantener una comunicación horizontal o de retroalimentación; es decir, crear un vínculo social afectivo y humano. 

Soy del criterio que este trabajo no lo hace cualquier apasionado, esto lo hace un profesional que ha tenido un mínimo de preparación y responsabilidad social.

Es por esta y otras razones, que se han venido debatiendo en la conformación de los organigramas de las instituciones públicas ciertos nombramientos, no porque los sujetos sean buenas o malas personas, más o menos merecidos, sino porque en la práctica real son entes que se desenvuelven de forma efectiva en sus áreas, pero profesionalmente distan mucho de las necesidades comunicativas que muchas instituciones necesitan.

"Dad al Cesar lo que es del Cesar..."

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